Difuminar los límites; jugar con los espacios cerrados y abiertos. Esta fue la propuesta para edificar una parcela de ubicación excepcional e impresionantes vistas. El proyecto resultante es un diálogo entre el edificio y el paisaje. Por eso la casa lleva hasta el interior pavimentos y muros típicos de los exteriores de la zona; por eso abre vanos y dibuja ángulos de modo que la vista del mar penetre en la vivienda. Para que el Mediterráneo se integre en la vida cotidiana de la familia que la habita.
730 RG















Proyectos destacados

589 ED
Cerrar la vivienda al exterior y crear dentro de ella una naturaleza propia. Tal era el desafío. El proyecto traduce esta intención contrastando sensaciones de manera extrema: desde fuera, la arquitectura ofrece un aspecto compacto, casi monolítico en su volumetría; el interior, en cambio, se desarrolla con un claro carácter fragmentario, pues el proyecto va concatenando volúmenes a veces llenos, a veces vacíos. Estos últimos –de nuevo el contraste– utilizan la madera para mantener la ilusión de contundencia y continuidad, pero ofrecen una realidad desmaterializada con la que se generan paisajes sucesivos: patios, jardines, terrazas. El resultado es una deliciosa isla interior permeable compuesta por piezas que se abren de forma sucesiva a espacios aparentemente vacíos pero ocupados por cuidadas atmósferas de luces y sombras, sonidos y aromas.

903
Los muros de piedra guían el camino de la luz y la mirada en esta vivienda. Su presencia marca los volúmenes y organiza el proyecto. Y, a pesar de su solidez, al situarse en un eje transversal, estos muros ceden todo el protagonismo a lo intangible: permiten que el sol se cuele en el interior por el Sur e invitan a dirigir la mirada hacia el Norte, abierto a unas fabulosas vistas sobre el valle de Collserola. Sol, pinos y encinas. Entorno mediterráneo como parte de la vivienda.
La relación entre la casa y su entorno se subraya con los materiales y los colores. La piedra, los tonos terrosos y el blanco roto logran que la construcción se mimetice con el entorno y enraíce con el monte que la alberga.

155 JLM
La forma triangular de la parcela con vistas al mar y dispuesta en una curva, condiciona este proyecto residencial. Desde la calle, son protagonistas volúmenes sólidos que, sin embargo, se aligeran con el uso de vanos marcadamente verticales, abiertos como fisuras. Hacia adentro, la vivienda se abre de forma generosa para disfrutar del Mediterráneo y de los espacios comunes. En ellos, la luz es tamizada con lamas de madera orientables y se convierte en protagonista absoluta.