Crear una arquitectura escultórica que, sin embargo, tenga la calidez de un hogar es todo un reto. Y este proyecto, con sus grandes dimensiones, su ambición y su ubicación dominando toda Barcelona, corría el riesgo de convertirse en una casa para fotografiar, pero no para vivir. Para darle ritmo visual se eliminó todo lo superfluo y se articuló la vivienda en tres volúmenes. Y para aportar el equilibrio necesario se acumularon en módulo central, envuelto en cobre, todos los elementos singulares, incluida la escalera. De ese modo se consigue más sutileza en el resto del edificio, usando austeros muros de mampostería en el exterior y materiales cálidos en el interior.
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Proyectos destacados
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Los muros de piedra guían el camino de la luz y la mirada en esta vivienda. Su presencia marca los volúmenes y organiza el proyecto. Y, a pesar de su solidez, al situarse en un eje transversal, estos muros ceden todo el protagonismo a lo intangible: permiten que el sol se cuele en el interior por el Sur e invitan a dirigir la mirada hacia el Norte, abierto a unas fabulosas vistas sobre el valle de Collserola. Sol, pinos y encinas. Entorno mediterráneo como parte de la vivienda.
La relación entre la casa y su entorno se subraya con los materiales y los colores. La piedra, los tonos terrosos y el blanco roto logran que la construcción se mimetice con el entorno y enraíce con el monte que la alberga.
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Tres estratos se alternan en este edificio. Tres plantas que se desplazan para ofrecer un hermoso ritmo y conseguir una propuesta muy ligera visualmente a pesar del gran volumen edificado. Las dos plantas superiores se abren para disfrutar de una espectacular vista sobre Barcelona. La inferior se ha convertido toda ella en jardín. Porque entre el espacio verde ubicado en fachada y la zona posterior donde se encuentra la piscina, el edificio se hace transparente, eliminando la dualidad dentro/fuera e invitando a disfrutar del aire libre durante todo el año.
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El espacio de esta vivienda está organizado a partir de dos volúmenes que se apoyan uno sobre el otro. Desde el exterior ambos dialogan a través de los materiales que los envuelven. Formalmente, estos mismos volúmenes, con su disposición, van articulando las estancias. Además, crean un gran porche orientado al Sur que invita a disfrutar de la convivencia familiar al aire libre y hacen realidad varias terrazas para gozar de momentos de total intimidad.