Todo es horizonte en esta parcela. Es un lugar dominado por las líneas horizontales con una vista extraordinaria sobre el Mediterráneo. Por eso, el proyecto desarrollado para esta ubicación busca la magia de la ingravidez. Para conseguirla, el diseño contempla dos volúmenes superpuestos y desplazados entre sí que dejan la planta baja abierta y convierten la zona superior en una construcción flotante que mira al infinito y se cierra a la fachada Norte. El uso del vidrio, los voladizos y los colores completan este juego poético de luces y sombras, cerrado y abierto, materia y vacío.
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Proyectos destacados

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Fundir el edificio con el entorno y dejar que la montaña entre en el hogar para que toda la familia pueda convivir con ella. Esa es la premisa para esta construcción. Por eso, la piedra y la madera son protagonistas ya desde la fachada. Igual que sus colores tostados, que recuerdan constantemente el antiguo encinar que un día pobló la zona. En el exterior, la roca del monte se deja ver en unos jardines ubicados a diferente altura y que consiguen que el entorno natural abrace al edificio.

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Situada en un entorno residencial de Valldoreix, esta vivienda responde con sobriedad a un paisaje natural y urbano discreto. El proyecto se integra mediante una arquitectura que busca el equilibrio entre abstracción formal y sensibilidad mediterránea, en una clara herencia de la obra de Josep Lluís Sert, particularmente en su forma de reinterpretar el racionalismo con valores de clima, luz y vida cotidiana.
La vivienda se desarrolla principalmente en una sola planta, reafirmando su carácter horizontal y doméstico. En la planta baja se ubican todos los espacios funcionales: zona de día (salón, comedor, cocina), área privada (habitaciones, baños) y áreas de servicio. En la planta primera, de uso más introspectivo y reducido, se sitúa un estudio independiente, concebido como un espacio de recogimiento con vistas abiertas y luz cenital, separado del resto del programa para favorecer la concentración.
La luz mediterránea es uno de los materiales principales. A través de huecos controlados, voladizos y patios, se generan espacios donde la sombra se convierte en elemento arquitectónico. El resultado es una atmósfera de calma, donde los contrastes entre lleno y vacío, luz y masa, construyen una experiencia sensorial equilibrada.
La orientación, la compacidad volumétrica, los filtros solares y el uso de vegetación autóctona son estrategias pasivas que reducen la demanda energética. La vivienda se concibe desde el sentido común climático más que desde la tecnología visible